jueves, 25 de febrero de 2010

Comercio injusto agrava el hambre en el mundo


Los países pobres pierden cada año 700 mil millones de dólares por las injustas reglas del comercio internacional. Como consecuencia mil millones de personas sufren hambre en el mundo, según la ONU.

El derecho a la alimentación precisa un cambio en el comercio. Con esta convicción, las ONG suizas Acción Cuaresma y Pan para el Prójimo lanzan su campaña 2010‘Alto al comercio injusto’.

“Exigimos reglas que consideren los derechos de las personas del hemisferio sur y una reorientación de la política agraria”, puntualizó Antonio Hautle, director de Acción Cuaresma, en la apertura de la campaña, en Berna.

Los organizadores también dan alternativas. “Fomentamos proyectos que contribuyen a la seguridad alimentaria y a una vida digna, y mostramos que el comercio justo es una opción para el consumidor”, añadió el teólogo Hautle.

Lo que pierden los países pobres por el comercio injusto supera largamente lo que reciben como ayuda al desarrollo, criticó a su vez Beat Dietschy, secretario general de Pan para el Prójimo.

Y citó un estudio de la organización Oxfam, según el cual las barreras arancelarias para los países en desarrollo que quieren exportar a los países ricos son cuatro veces más altas. Por estos obstáculos pierden cada año 100 mil millones de dólares, el doble de lo que reciben en ayuda al desarrollo.

Las actuales reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) están lejos de ser justas. Mientras los países ricos pueden proteger sus propios mercados, presionan a las naciones pobres para que los abran”, enfatizó Dietschy.

Con la comida no se juega

Además censuró “la exportación dumping de la sobreproducción europea, que asfixia a la agricultura local. Los pequeños campesinos cargan la peor parte de estas prácticas”.

Dietschy describió también las nefastas consecuencias de la especulación. “En el ‘Board of Trade’, la bolsa de alimentos más grande del mundo, en Chicago, se distorsionan los precios de los productos agrícolas y no pocas veces los juegos bursátiles provocan escasez o disparan los precios”.

Un ejemplo: tan sólo en los tres primeros meses de 2008 el precio del arroz se duplicó en el mercado mundial. Lo que dicen los padres a sus hijos, “con la comida no se juega”, debería regir también el comercio internacional, recalcó Dietschy.

Un mercado libre que los aprisiona

¿Cómo lograr un comercio menos injusto si los países ricos dictan reglas que los benefician? “En general, quien detenta el poder tiende a explotar al otro. En el comercio de productos agrícolas se espera ingenuamente que la liberalización beneficie a los países en desarrollo”, reflexionó Mathias Binswanger, reconocido economista.

Pero desde que rige el mercado libre, los países pobres, de exportadores de alimentos han pasado a ser importadores, recalcó.

“Porque en vez de mantener la agricultura tradicional, concentran su producción en un par de productos que pueden comercializar internacionalmente. Como los precios de estos productos han caído, exportan cada vez más pero reciben cada vez menos y ya no son capaces de cubrir sus propias necesidades de alimentos”.



Predicar una cosa y practicar otra
Binswanger refirió a swissinfo.ch que EE.UU, por ejemplo, promueve la firma de convenios de libre mercado y al mismo tiempo subvenciona su agricultura de exportación.

“Teóricamente las subvenciones no están permitidas, pero hay caminos, a veces ocultos, para evadirlas. Aquí entra el juego de poder que usa las reglas del comercio internacional en beneficio propio”, indicó el autor de varios libros, entre ellos ‘Die Tretmühlen des Glücks’ (La rueda de la fortuna’), donde demuestra que más crecimiento económico y más dinero no aumenta la felicidad, sino que, al contrario, la obstaculiza.

Sobre las repercusiones de campañas como ‘Alto al comercio injusto’, Binswanger declaró a swissinfo.ch: “Ayudan a tomar conciencia porque en parte es un problema de información: cuando el consumidor sabe quién gana y quién pierde, reflexiona y cambia su conducta”.



Trasfondo bíblico y teológico

El comercio justo es un instrumento para una mayor equidad mundial, pero todavía es muy débil pese a su crecimiento considerable. Sin embargo, es una señal para relaciones no discriminatorias, sostuvo Dietschy.

“Como en la economía solidaria, aquí se trata de relaciones más justas, que no anteponen el beneficio propio sino el bienestar común, la sostenibilidad”.

Este especialista en temas de globalización y teología de la liberación señaló que detrás de la campaña está la visión de una convivencia global inspirada en la tradición bíblica que aspira a una mayor justicia y llama a la injusticia por su nombre: “una atrocidad”.

(Tomado de Swissinfo.ch)

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