
Ella acaba de convertirse en la primera mujer presidenta de Brasil y se enfrenta ahora al reto de conservar el legado dejado por su predecesor y mentor, Lula da Silva. Tras conocer su victoria reiteró que la erradicación de la miseria será su prioridad.
Tras la victoria electoral que el domingo la consagró como la primera mujer presidenta de Brasil, país que avanza firme en el camino de convertirse en una de las cinco mayores economías del mundo tras haber sido uno de los primeros en superar la crisis financiera global, se abre para Dilma Rousseff la transición para suceder, el 1 de enero de 2011, a su mentor, el popular mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Pero aunque no es la primera mujer en la región que conquista en las urnas la simpatía de sus compatriotas, su elección tiene la particularidad de haberle situado al frente de un subcontinente y potencia mundial, con 200 millones de personas.
Erradicación de la pobreza
Analistas y destacados miembros del Ejecutivo resaltaron que «la población votó por la continuidad de este Gobierno» y en el mismo sentido se expresó la presidenta electa tras conocer su victoria.
Visiblemente emocionada al darle las gracias a Da Silva, Rousseff delineó a grandes rasgos su proyecto: una política económica responsable que priorice el crecimiento económico y el control de la inflación, y el «compromiso fundamental de la erradicación de la miseria», en la que viven millones de brasileños.
«No podremos descansar mientras haya brasileños con hambre, mientras haya familias viviendo en las calles, mientras los niños pobres sean abandonados a su suerte», subrayó. Por eso, pidió el apoyo de todos para ayudar al país «a superar el abismo que nos separa de ser una nación desarrollada».
Con una aplastante mayoría en el Parlamento, aunque muy diversificada entre las voraces e infieles fuerzas políticas que le apoyan que pueden dificultarle la gobernabilidad, Rousseff se enfrenta al reto inmediato de encuadrar a sus diez partidos aliados y formar un Gabinete de transición, en el que se espera estén ministros de peso del Gobierno saliente.
Según José Eduardo Cardozo, secretario general del PT y uno de sus coordinadores de campaña, Dilma Rousseff formará un equipo competente, con criterios técnicos y de gobernabilidad; es decir, con distribución de la participación entre sus aliados. Fuentes del partido consultadas por AFP indicaron que el papel del presidente saliente en el futuro Gobierno será de «consejero». El propio Da Silva señaló que «soy compañero de Dilma, lógico que voy a discutir con ella muchas cosas».
No hay comentarios:
Publicar un comentario