sábado, 26 de marzo de 2011

El hambre, una amenaza para la niñez en Honduras


Por Yeanny González Peña (Prensa Latina *)

En Honduras, país donde los avatares políticos acaparan la atención mediática, el 72 por ciento de los habitantes vive en la pobreza y uno de cada cuatro niños sufre desnutrición crónica.

Al igual que en varios países de Latinoamérica, las causas de la miseria no provienen tanto del subdesarrollo como de la desigual distribución de la riqueza, las malas políticas, la corrupción y la indiferencia oficial.

En la nación centroamericana, por ejemplo, uno por ciento de los productores concentra la tercera parte de los mejores terrenos, mientras que 375 mil pequeños agricultores no tienen donde cultivar, según datos de la organización campesina Plataforma Agraria.

Para complicar la situación, los precios internacionales de los granos se han disparado, por razones que van desde las cosechas fallidas, pasan por la especulación y terminan en la presión impuesta por los países desarrollados, los cuales intentan reemplazar una parte de la menguante provisión de petróleo por biocombustibles.

Las lluvias del pasado año afectaron la producción local y hubo que complementar con grano importado, lo cual se vio reflejado en el aumento de los precios internos.

Por ejemplo, el maíz, producto básico en la alimentación popular, ha subido 75 por ciento en los últimos nueve meses.

Esa situación afecta directamente a más de cuatro millones de personas que no cuentan con ingresos suficientes para cubrir la canasta básica de alimentos, y de ellos los más vulnerables son los niños.

Situación de la infancia

El Programa Mundial de Alimentos de la ONU (PMA) indicó que 240 mil niños hondureños presentan cuadros de deficiencias orgánicas debido a la escasa ingesta de alimentos nutritivos que reciben.

De igual modo, uno de cada cuatro menores sufre desnutrición crónica, la mayoría concentrados en las zonas meridional y occidental de este país, antiguamente conocido como el granero de Centroamérica.

En esa región se encuentra el denominado corredor seco que abarca a Choluteca, Valle, Lempira y Ocotepeque.

Allí se perdió el 80 por ciento de las cosechas, primero por el exceso de lluvias durante la época de siembras, de mayo a junio de 2010, y después por una disminución drástica de las precipitaciones desde octubre.

Un estudio reciente reveló que, a consecuencia de la baja recolección de granos, más de un 32 por ciento de las familias de las zonas afectadas padece desnutrición crónica.

El informe precisa que en dichas áreas los ingresos monetarios apenas cubren el 31 por ciento del costo de la canasta básica y las familias no pueden atender otras necesidades como la salud y la educación.

Muchos consideran que allí el hambre es tan marcada como en África, y hace algunas semanas las autoridades confirmaron que dos niños murieron por falta de alimentación en el sureño departamento de La Paz.

Sin embargo, esa zona cercana a la frontera con El Salvador no ha sido incluida como crítica en el plan estratégico instituido para atender las emergencias causadas por el hambre.

La congresista Gladis Aurora López dijo que el plan de atención solo incluye a los municipios del sur de Francisco Morazán, Choluteca y Valle.

Representantes del PMA consideran al respecto que, en un país donde el 27 por ciento de los menores sufre desnutrición crónica, el problema no solo es de desarrollo, sino también de seguridad.

Miguel Barreto, representante del PMA en Honduras, explicó que los infantes con carencias alimenticias presentan problemas de desarrollo físico e intelectual, lo cual dificulta su incorporación a la sociedad de una manera activa.

Ese ente señala a Honduras como el segundo país de América Latina con los peores índices de desnutrición infantil.

Ante ese panorama, el gobierno hondureño declaró a 2011 como Año de la Seguridad Alimentaria y Nutricional, y anunció una estrategia para garantizar el derecho a la alimentación.

Sin embargo, algunas de las soluciones gubernamentales al problema podrían perjudicar a los pequeños productores, explicó Fausto Lara, vicepresidente del Programa Nacional de Granos Básicos.

Lara declaró que de parte del gobierno todo lo que se recibe son desestímulos, y que los productores se sienten sumamente confundidos y amenazados por el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, el cual pronto permitirá importaciones sin gravámenes aduaneros.

Las entradas al país de alimentos sin gravámenes aduaneros traerá más pobreza, y por ende más hambre a la población rural, la más castigada por la escasez de comida.

En medio de ese entorno socio-económico y político, continúa agravándose la situación general de la niñez en el país.

Pero ese panorama no es exclusivo de Honduras. Las tasas de desnutrición crónica en menores de cinco años, en la región de Centroamérica, son de las más altas del mundo, según cifras aportadas por organismos internacionales.

Se estima que en el mundo 800 millones de personas se acuestan cada día sin comer algún alimento, y de ellos 300 millones son niños.

(*) La autora es periodista de la Redacción Centroamérica y Caribe de Prensa Latina.

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