miércoles, 1 de junio de 2011

La otra crisis, la del hambre que duele



Intermón Oxfam alerta:

El alza en el precio de los alimentos en 2008 empujó a la pobreza a 100 millones de personas más. El encarecimiento en lo que va de 2011 ha sumado otros 44 millones

Volvemos a tener la cifra de mil millones de personas bajo el umbral de la pobreza extrema. El dolor del hambre se amplifica, pero no nos llegan sus ondas sonoras.

El grito es seco.

Ofrece imágenes demasiado desagradables.

El sistema alimentario se está combando bajo la intensa presión del cambio climático, la degradación ecológica, el crecimiento de la población, la subida del precio de la energía, la creciente demanda de carne y productos lácteos y la competencia por la tierra entre los biocombustibles, la industria y la urbanización.

¿Queremos más leña para alimentar el fuego de la indignación?:

Estamos todos paralizados por una poderosa minoría de intereses creados que se benefician del statu quo. Élites egoístas que amasan su riqueza a expensas de las poblaciones rurales empobrecidas. Opulentos grupos de presión que defienden los biocombustibles, enganchados a subsidios que desvían alimentos de las bocas hacia los coches. Industrias contaminantes que bloquean cualquier acción sobre la reducción de emisiones. Empresas de transporte que cobran más de la cuenta por llevar la ayuda alimentaria de emergencia, robando tanto a los contribuyentes como a quienes va destinada esta ayuda. Enormes empresas agrícolas que funcionan como oligopolios mundiales, controlan las cadenas de valor e imponen sus reglas en los mercados.

La industria alimentaria mundial, las grandes corporaciones de la alimentación, actúan como criminales planetarios: siguen imponiendo monocultivos, estandarizando el menú mundial, eliminando especies que no les interesan. Su súper tecnología no es desarrollo, es atraso. Las tecnosemillas producen plantas estériles.

Empobrecen al pequeño productor, que es el futuro de nuestra alimentación, y marginan a la mujer, que es la clave de nuestro mañana.

El futuro son las pequeñas granjas, no sólo de alimentos, sino de energía. Y nos están llevando hacia lo contrario.

Energía, cada vez que hablo con alguien sobre renovables, me habla de la política de subvenciones injustas que tienen (el discurso impuesto, la opinión publicada). Pongamos que fuera cierto: es que toda nueva energía necesita ayuda pública para ser desarrollada, como ocurrió en su momento con el petróleo… El problema es que es mentira:

Los subsidios para energía renovable en todo el mundo suman 57.000 millones de dólares, en comparación con 312.000 millones de dólares para los combustibles fósiles.

Bueno, si queréis profundizar más sobre esto, Intermón Oxfam ofrece su informe completo “Cultivar un futuro mejor. Justicia alimentaria en un mundo con recursos limitados” (PDF 4MB).



Pachi Rosés, de Informativotelecinco.com

Información complementaria:

La revuelta de los hambrientos
La culpa es de la agflación
“Un hombre hambriento es un hombre enfadado

No hay comentarios: