jueves, 15 de octubre de 2009

¿Alimentación o hambre?

Por Ramón Barreras Ferrán

El próximo viernes 16 el mundo celebrará el Día Mundial de la Alimentación, bajo el lema: “Conseguir la Seguridad Alimentaria en época de crisis” y con el propósito esencial de denunciar que los pequeños agricultores, quienes representan el 70 por ciento de las personas que padecen hambre en el mundo, están gravemente afectados por el aumento de los precios de los alimentos.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) dio a conocer con motivo de la ocasión que al terminar este año el gran ejército de hambrientos en el mundo aumentará en 105 millones de personas, por lo que sumarán 1 020 millones en el planeta, de los cuales 55 millones son niños. Por regiones, las cifras actuales son las siguientes: Asia: 642 millones, Africa subsahariana: 245 millones, América Latina: 53 millones, África del Norte y Oriente Medio: 42 millones, y los países desarrollados: 15 millones.

Los expertos plantean que la desnutrición en el mundo estaba en retroceso hasta la llegada de la crisis económica, la cual empujó hacia arriba el precio de los alimentos, mientras se reducían los ingresos. También advierten que los datos dejan una sombra de duda sobre los "Objetivos de Desarrollo del Milenio", aprobados en 1996 y cuyo primer capítulo es la reducción a la mitad de la pobreza extrema y el hambre para el 2015.

"Nuestros cálculos apuntan a que hay un 30 % de excedente alimentario en la región. Los alimentos no faltan. El problema es el acceso", señaló recientemente José Graziano Da Silva, representante de la FAO para América Latina y el Caribe. Uno de los principales obstáculos para acceder a la comida es el aumento de los precios de los alimentos, que superó el 50 por ciento entre 2003 y 2008.

Hay un dato elocuente al respecto. Con el 3 % del dinero que se ha puesto en los bancos podría erradicarse el hambre en su forma más aguda. Eso hace evidente que no existe en la mayoría de las naciones voluntad política y gubernamental para resolver tan grave problema.

Especialistas en el tema aseguran que la producción de alimentos tendrá que aumentar un 70 % en los próximos años para alimentar a la creciente población del planeta.

En una conferencia sobre Seguridad Alimentaria de dos días que se celebró en Roma, sede de la FAO, la organización advirtió que debe cultivarse mayor cantidad de tierras. En el propio evento los especialistas subrayaron que el cambio climático y el descenso en el número de personas trabajando la tierra agravan el problema.

El director general de la FAO, Jacques Diouf, afirmó que la agricultura debe hacerse más productiva si pretende alimentar a una población mundial mucho mayor, al tiempo que se responde a los retos medioambientales que se avecinan.
Al inaugurar el foro, llamado "Cómo alimentar al mundo en 2050", Diouf aseveró que en los próximos 40 años se prevé que "el efecto combinado del crecimiento demográfico, el fuerte aumento de los ingresos y la urbanización....resulte en una demanda de casi el doble de alimentos".

Señaló además que los incrementos deberán obtenerse en su mayoría a través del aumento de los rendimientos y una mayor intensidad de los cultivos, más que de un crecimiento de las hectáreas cultivables, aunque todavía existen amplios recursos en tierras con potencial para hacerlas productivas, especialmente en África Subsahariana y Latinoamérica.

Además de una creciente escasez de recursos naturales como tierra y agua, "la agricultura mundial tendrá que hacer frente a las consecuencias del cambio climático, en especial el aumento de las temperaturas, una mayor variabilidad del régimen de lluvias y fenómenos climáticos extremos cada vez más frecuentes, entre ellos inundaciones y sequías", alertó Diouf.
Resulta evidente que la erradicación del hambre sigue siendo una asignatura pendiente en el mundo. Cada día, como se ha afirmado, los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. Nada han resuelto las cumbres de jefes de Estado sobre el tema. La mayoría de los objetivos han quedado en simples promesas, mientras millones de hambrientos miran al horizonte cada amanecer con la esperanza de poder contar con algún alimento.

Entonces, el 16 de octubre no debía denominarse Día Mundial de la Alimentación. Lo correcto sería nombrarlo Día Mundial de Lucha Contra el Hambre. Sería más lógico y ajustado a la realidad que vive el mundo de hoy.

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