jueves, 2 de julio de 2009

El problema del hambre no se puede esconder más bajo la alfombra

Por Ramón Barreras Ferrán

El representante de la FAO en Cuba, Marcio Carvalho Marques Porto, es de hablar pausado. Medita antes de pronunciar palabra alguna. Está en La Habana desde septiembre del año 2007.

Se graduó de ingeniero agrónomo en la Universidad Federal de Bahía, Brasil, en 1972. Ha ocupado importantes responsabilidades en el Ministerio de la Agricultura en su nación de origen y en la FAO. Es profesor universitario y tiene un sinnúmero de publicaciones. El tema de la lucha contra el hambre y la pobreza lo obsesiona.

En exclusiva, accedió a responder las preguntas sobre el tema, formuladas.

Recientemente la FAO dio a conocer que el número de hambrientos en el mundo creció a 1 020 millones, debido fundamentalmente a la Crisis Económica Global. La organización también ha dicho que se requiere de un nuevo orden alimentario mundial. ¿Cómo pudiera materializarse ese imprescindible paso?

“Es necesario decir que las decisiones sobre utilización de recursos y la definición de prioridades nacionales dependen de los gobiernos, soberanos y responsables por la gestión de sus respectivos Estados. El Director General de la FAO, el señor Jacques Diouf, pidió el fortalecimiento de un nuevo orden alimentario mundial, junto al cambio de aquellos aspectos del sistema del comercio internacional que no han funcionado en la lucha contra la pobreza. Durante el Foro Mundial de Cereales, realizado en San Petesburgo, Rusia, el ultimo día (19 de junio) él también enfatizó en la necesidad de ”construir un sistema para gobernar la seguridad alimentaria mundial que sea más coherente y eficaz, y corregir las políticas y el sistema internacional comercial que han llevado a un agravación del hambre y la pobreza". ”Las Naciones Unidas, y específicamente el equipo de tareas de Alto Nivel, establecido por el Secretario General el 28 de abril de 2008, han desarrollado un Marco Amplio de Acción, que provee una hoja de ruta para alcanzar el objetivo de erradicar el hambre y la pobreza. El equipo es presidido por el mismo Secretario General y co-presidido por el Director General de la FAO.

“Ese Marco Amplio recoge el Enfoque de Doble Vía, promovido por la FAO desde 1996, que consiste en la aplicación de una estrategia de dos ramas: entregar apoyo inmediato a las familias mas necesitadas, y desarrollar las capacidades de las familias para que ellas puedan satisfacer sus propias necesidades alimentaria en el mediano y largo plazo.

“A corto plazo, la estrategia comprende medidas destinadas a mejorar el acceso a los alimentos por parte de los necesitados. Entre ellas figuran: facilitar el acceso a la asistencia alimentaria de emergencia, a las redes de seguridad social; a insumos claves para la producción, especialmente semillas y fertilizantes, además de mejorar la infraestructura rural; ajustar políticas de comercio e impuestos; evitar subsidios; minimizar las restricciones al comercio; utilizar reservas para estabilizar precios: reducir tarifas a la importación de alimentos e insumos agrícolas, entre otras; y adoptar medidas macroeconómicas, como el control de la inflación, movilizar ayuda externa, etc.

“A mediano y largo plazo se propone, en primer lugar, que los países adopten, a nivel nacional, un enfoque basado en el derecho a la alimentación. Actualmente 5 países tienen leyes (Argentina, Brasil, Ecuador, Guatemala y Venezuela) y otros ocho las debaten en el Parlamento. La FAO, en particular la Oficina Regional para América Latina y el Caribe, desde Santiago de Chile, ha creado un Frente Parlamentario Regional contra el Hambre, para promover el debate a nivel político regional en búsqueda del compromiso de los países en este sentido”.

Se ha afirmado que “los países pobres necesitan las herramientas de desarrollo, económicas y políticas para impulsar su producción agrícola y su productividad”. ¿De qué forma pudieran lograrse?

“Algunas de las herramientas de desarrollo, económicas, políticas y sociales son descritas arriba como parte de la Hoja de Ruta. Es importante considerar que los factores que impiden a los más pobres impulsar la producción agrícola no están bajo el control de un país, aisladamente; son temas que requieren acuerdos globales, o por lo menos regionales para ofrecer las mismas oportunidades y límites para todos.

“Es aquí donde las organizaciones multilaterales, en especial las agencias del Sistema de Naciones Unidas, tienen un papel importante, como “Socios Neutrales”, interesados en el desarrollo de todos sus países miembros y en la cooperación como instrumento del desarrollo”.

Se ha asegurado que resulta posible resolver el problema del hambre en el mundo. ¿Cómo concibe tan urgente e imprescindible solución a un problema tan grande y agudo?

“Sí, la comunidad internacional está de acuerdo con lo que usted afirma: la solución es “urgente e imprescindible”; de que no es posible apenas reducir a la mitad, pero sí eliminar el hambre de la faz de la tierra. Si los recursos disponibles son utilizados de forma “urgente e imprescindible”, el Objetivo número 1 del Milenio (reducir a la mitad la proporción de subnutridos existente en 2000 en el ano 2015) será plenamente alcanzado y, ojalá, superado.

“El problema del hambre no es agudo; es crónico, como muestran los datos recopilados por la FAO en todos estos años, y que son parte de la base para establecimiento de la meta de la Cumbre Mundial de la Alimentación, en 1996: reducir el número de subnutridos a la mitad en 2015.

“¿Cómo se combaten los problemas crónicos? Con campañas y acciones concertadas, duraderas y sostenibles. Así se hizo con la poliomielitis, con la fiebre amarilla y con la malaria en varios países, incluso Cuba. Pero, para esto, hay que tener voluntad política. Existen las herramientas, las tecnologías, el conocimiento, los recursos humanos y financieros para esto.

“Lo que no podemos hacer es esperar que la población mundial crezca sin la garantía de que todos tengan acceso a los alimentos que necesitan. No nos olvidemos que en el año 2050 seremos 9 mil millones de personas viviendo en la Tierra”.

Reiteradamente usted se ha referido en conferencias y artículos a la importancia de la voluntad política de los gobiernos para resolver el problema del hambre, sin embargo, resulta evidente que en muchas naciones no existe. ¿A qué le atribuye ese comportamiento?

“No tengo la respuesta a esta pregunta. Solo puedo decir que si más países se deciden por hacer de la seguridad alimentaria una prioridad nacional, destinando recursos para el apoyo a la producción y el acceso a los alimentos, el problema del hambre se resolverá. En nuestra región, aparte de Cuba, estamos presenciando un momento interesante, pues más y más países se comprometen a combatir al hambre y la pobreza, y ese compromiso se está reflejando en leyes, que si son aplicadas el problema se resuelve”.

Aunque el problema social que crea el hambre y la pobreza, sobre todo en los países del Tercer Mundo, es tan enorme, ¿por qué, sin embargo, se le da menos prioridad comunicativa y de atención que a otros no tan grandes, como la transmisión del VIH-Sida, por ejemplo?

“Esta es una pregunta que siempre me hago a mi mismo.

“A veces pienso que esto tiene que ver con la naturaleza del fenómeno del hambre: aunque sea siempre noticia, este problema crónico casi nunca es una “breaking news” (noticia de última hora), como lo son la aparición de la Gripe A H1N1, la Gripe Aviar o de la Encefalopatia Esponiforme bovina. Estas son cosas desconocidas de gran público y surgen de repente, mientras el hambre y la pobreza son fenómenos que siempre han estado al nuestro lado, siendo parte de nuestras vidas.

“La FAO tiene una estrategia de comunicación que utiliza notas de Prensa, artículos publicados en varios medios, sitios en Internet global, regionales y nacionales, buscando sensibilizar la población mundial sobre la necesidad de eliminar el hambre. Estamos siempre, de manera incansable, informando sobre la situación del hambre en el mundo. Pero también tenemos emergencias que limitan el uso de nuestros recursos en campañas masivas de comunicación. Por ejemplo, entre ayudar las victimas de un huracán y lanzar una campaña publicitaria, yo prefiero ayudar las víctimas”.

Los mandatarios se reúnen en las Cumbres Mundiales convocadas por la FAO, el tema del hambre se trata en eventos internacionales de alto nivel y también en la Asamblea General de la ONU, pero el financiamiento requerido no acaba de aparecer, contrario a lo que acaba de ocurrir con la Crisis Financiera en los Estados Unidos. En su opinión, ¿a qué se debe esa conducta que se desentiende de un problema tan serio y generalizado?

“Esto tiene que ver con la naturaleza crónica del hambre. Los gobiernos, los países, tienen el hambre como un fenómeno del día a día. Hay que considerar que los gobiernos no desconocen ni ignoran el problema; nadie puede ignorar al hambre, la desnutrición y la pobreza. Pero hay otras prioridades más urgentes que, por si mismas, desvían los esfuerzos, pues algunos quizás piensen que la respuesta puede esperar hasta que se resuelva las crisis más agudas.

“Es por esto que, mientras el combate al hambre no sea parte de la Constitución de un país, mientras no sea obligatorio para un gobernante combatirla, el problema estará siempre amenazado por las otras prioridades nacionales o internacionales.

“Es mi opinión personal que las Cumbres necesitan de ejemplos para mostrar que reducir el hambre es un buen negocio. Si más países van a las cumbres y muestran que, con el combate al hambre se está creciendo más, se está reduciendo la violencia, se está mejorando el estado de salud de su población y si está ganando más dinero, otros países, serán incentivados a hacer lo mismo, a seguir el mismo camino.

A partir de su experiencia como representante de la FAO en Cuba, ¿cómo aprecia la situación alimentaria en nuestro país y los esfuerzos que se realizan para aumentar la producción agropecuaria, a pesar de la falta de recursos, financiamientos y del bloqueo imperialista?

“Ya he dicho anteriormente que Cuba es una excepción, aunque sufra tantas dificultades, como las mencionadas en su pregunta. El pueblo -no solamente el gobierno, que prioriza la producción de alimentos- entiende la importancia de producir más.

“La situación alimentaria es indudablemente difícil con la limitación de recursos necesarios para invertir en la Agricultura y, con eso, reducir las tan costosas importaciones. El país tiene de todo para alimentarse a si mismo: tierras aptas, topografía adecuada para la agricultura; escuelas, tecnologías y un gobierno que claramente entiende que producir más es la solución. La limitación está básicamente en los recursos y en la dificultad de acceso a insumos básicos para el desarrollo rural”.

La FAO materializa innumerables proyectos en Latinoamérica, como en el resto del mundo, para desarrollar las producciones de alimentos. ¿Cómo se concreta ese importante apoyo en Cuba?
“Los esfuerzos de la FAO en Cuba, en estos últimos 50 años, han estado perfectamente relacionados con las demandas del gobierno por asistencia técnica. El país ha sabido priorizar las peticiones de asistencia y entiendo que la FAO ha sabido responder a esas demandas, apoyando los esfuerzos nacionales para la resolución de un problema específico.

“Hemos priorizado la implementación de proyectos de producción de alimentos a nivel comunitario, el apoyo al fortalecimiento institucional y la resolución de problemas específicos identificados por el gobierno, siempre buscando, como meta final, producir más y mejor. Este año publicaremos un libro sobre la historia de la FAO en Cuba, desde la fundación de la organización en 1945. Ese texto responderá su pregunta con más detalles”.

¿Cómo avizora usted, a la luz del tiempo, el panorama del hambre en el mundo transcurridos 20 años más?

“Yo creo que el problema no se puede esconder más bajo la alfombra. La crisis crónica que mencioné antes se está volviendo más conocida y es muy importante que aquellos que la sufren se estén percatando de que sus dirigentes pueden hacer más para disponer alimentos en mayor cantidad y calidad. Cada día más personas saben leer y también escribir para exigir sus derechos, entre ellos el derecho a la Alimentación. La crisis de los altos precios de los alimentos provocó reacciones masivas en algunos países que preocuparon la comunidad internacional.

“A pesar de todo, creo que en 20 años se habrá conseguido reconocer la importancia del tema con medidas de impacto en la producción de alimentos y que lograremos reducir la brecha. Confío en que iniciativas como la de “América Latina y el Caribe sin Hambre–2015”, en aplicación desde la Oficina Regional de la FAO para la región, apuestan a que es posible eliminar el hambre en nuestro continente. Cuando esto sea reconocido como un reto real por los países, los ejecutivos y los políticos y por todos los estamentos de la población, estaremos forzados a encarar el problema de frente. Y estoy seguro de que los resultados serán agradecidos por todos. ¿Verdad?”.

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