domingo, 24 de julio de 2011

La sequía diezma rebaños en Kenia


Wajir, Kenya.- El keniata Abdi Sheij Musa perdió más de tres cuartas partes de sus cabras en su aldea de la región nororiental de Wajir, a causa de una sequía que devasta el Cuerno de África y deja a los campesinos sin ganado y con poca comida.

“Tenía 200 cabras, pero sólo me quedan cuarenta y en muy mal estado”, se lamenta Abdi Sheij Musa. A unos 200 metros de su finca, de ambos lados de la carretera, se ven carroñas tan secas que ya no atraen a los gallinazos. “Esto es lo que les ha pasado a nuestros animales. Antes de la catástrofe podíamos vender una cabeza de ganado para pagar el uniforme escolar de nuestros hijos y atender las demás necesidades de la familia, pero en la actualidad dependemos enteramente de donantes”, deplora. “Las necesidades son inmensas”, confirma Benjamin Makokha, de la oficina local del Programa Mundial de Alimentos, PAM. “Cada día que pasa se agrava la situación”, añade el responsable de esta agencia de la ONU.

Reporte

Según Naciones Unidas, unos 12 millones de personas están afectadas en el Cuerno de África por una terrible sequía, la peor, según ellas, en varias décadas.

La ONU, que declaró el miércoles a dos regiones del sur de Somalia en estado de hambruna, habla también de “la más grave crisis alimentaria en África” en los últimos 20 años. En Elaada igualmente, Mahmud Abdi, de 80 años, tenía antes 150 vacas. Solo le quedan cuatro. “Y esas cuatro sólo tienen de vacas los cuernos. Son esqueletos que se mueven”, comprueba el anciano.

En esta región, donde seres humanos y animales salvajes se codean todos los días, las hienas y las jirafas también han sucumbido a la sequía, cuentan los habitantes.

Ante la adversidad, algunos ganaderos han tomado la dirección del sur, hacia Harakhokthot, a más de 100 km de Elaada. En este lugar, cabras, ovejas, camellos y chacales beben en un estanque bajo las miradas de hombres desocupados, jóvenes en su mayoría.

“Los ganaderos han llegado todos hasta aquí, desde todas las regiones de los alrededores, pero en el camino han dejado los cadáveres de muchos de sus animales”, comprueba.

Extrema pobreza

“Nuestros animales han perecido, y si esto sigue, corremos el riesgo de que nos pase lo mismo”, añade el responsable. “Ya no hay más mercado, más empleo, no hay más fuente de ingresos, la gente no tiene nada que vender”.

A 60 km más al sur, en Dilmanyaley, algunas vacas raquíticas están tiradas a orillas de la carretera, y mientras aparece la inmensa llanura más se va borrando esa apariencia de vida.

La monotonía del paisaje sólo es rota por unos arbustos endebles, así como por carroñas de vacas cubiertas en parte por la arena y sobre las cuales los gallinazos se ensañan.

A comienzos de año llovió en Elaada, Harakhokthot y Dilmanyaley, pero más al oeste de esta región cercana a Somalia, en Lolkuta, el recuerdo de las lluvias es más remoto.

“Desde el año 2006 no llueve”, afirma el director de la escuela local, Mohamed Adan. Desde su nacimiento, algunos de sus jóvenes alumnos “jamás han visto caer unas gotas de lluvia. Estoy seguro de que cuando eso ocurra muchos se pondrán a llorar”, dice. AFP.

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