domingo, 23 de octubre de 2011

Erradicar la pobreza requiere de más acciones y menos palabras


Por Luis Huesca * (La Crónica de Hoy)

El 16 de octubre es el día internacional contra la erradicación de la pobreza, y es importante mencionar que ha sido declarado así desde el año de 1993, con la intención de realizar los ajustes necesarios a las estrategias y políticas públicas diseñadas para su combate efectivo. A once años de haberse fijado los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), se comenzaba a rumorar que podíamos estar en condiciones de lograr la meta de reducción del plazo hacia los ODM en el 2015: Reducir la pobreza mundial y la de cada país, a la mitad.

No basta que ahora la ONU declare un eslogan enunciativo “De la pobreza a la sostenibilidad: las personas en el centro del desarrollo inclusivo”, cuando no ha tenido injerencia para que los gobiernos, tanto de África como de América Latina, implementen las condiciones necesarias para que se genere un círculo virtuoso de la reducción de la pobreza, y encima, los propios gobiernos de los países en los citados continentes no cumplan su cometido: ser garantes de inducir aumentos de bienestar social sostenido en su población.

Para comprender de mejor forma el esfuerzo que ha significado este proceso, observemos el antecedente. En los inicios del siglo XXI, vivían en el mundo cerca de 3 mil millones de personas en pobreza, con menos de dos dólares americanos per cápita diarios, de acuerdo con las cifras del Banco Mundial (World Bank, 2005), por lo que el problema de la pobreza era (y sigue siendo) un reto central en la búsqueda del desarrollo. De esta manera, en la ciudad de Nueva York, específicamente en septiembre del año 2000, se reunieron 189 estados miembros de las Naciones Unidas que adoptaron como principal eje y meta del milenio, la reducción de la pobreza extrema a la mitad, para el año 2015.

En dicha declaración se recogieron ocho objetivos: La erradicación de la pobreza, (sin mencionar, la disponibilidad de alimentos), la educación primaria universal, la igualdad entre los géneros, la mortalidad infantil y la materna, el avance del VIH/sida y el sustento del medio ambiente. Finalmente, el octavo objetivo, que es el de fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

Más de 200 millones de pobres han dejado de serlo en la década anterior; sin embargo, con una contabilidad reciente de 1,400 millones de personas en situación de pobreza que viven con menos de un dólar al día en el mundo, enfrentamos este día de erradicación de la pobreza otro reto: el de un punto de inflexión en el avance en este 2011 y con mayor fuerza el año 2012. El contexto de crisis económica y financiera actual, es persistente y los gobiernos enfrentan una de las restricciones más fuertes y dramáticas a las cuales todo Estado se haya enfrentado. Por ello, es relevante no soslayar que la situación contable de la reducción de la pobreza fue precrisis y que entonces la pregunta básica debería ser: ¿un día para celebrar la erradicación de la pobreza? no lo creo, cuando se presenta en un contexto de gran hambruna en África, especialmente en Kenia y Zimbabue con cifras que alcanzan hasta el 80 y 90% de su población sin acceso a los alimentos.

La recesión mundial que se vislumbra para el 2012 lanzará a millones de personas al desempleo de acuerdo con cálculos de la OIT por lo que en el mundo y en México, la población tiene el riesgo de un empobrecimiento cada vez mayor a causa del desempleo y por el incremento en los precios de los alimentos.

En México las cifras recientes del Consejo Nacional de la Evaluación de la Política Social (CONEVAL) indican un nada honroso nivel de 51.3% de pobreza de su población, provocada principalmente por el incremento generalizado en los precios de los alimentos, y aún con la contradicción de un índice inflacionario de un solo dígito en esta década reciente, pero que no se refleja en la microeconomía de las familias, que han visto cómo sus ingresos se reducen día con día, en términos reales y con énfasis desde el año 2007.

Entonces, la campaña del milenio de acabar con la pobreza extrema para el año 2015, se ve cada vez más lejana, de acuerdo con las estadísticas oficiales y más recientes del Banco Mundial: alrededor de 850 millones no tienen recursos para comer y por ende, pasan hambre; 114 millones de niños en edad escolar no acuden a la escuela, y de ellos, 63 millones son niñas. Cada año pierden la vida 11 millones de menores de cinco años y la mayoría por enfermedades curables; en cuanto a las madres, alrededor de medio millón mueren cada año durante el parto o maternidad. Por otro lado, el sida se sigue extendiendo y mata cada año a tres millones de personas, y entre otras calamidades, 2,400 millones de personas no tienen acceso en sus hogares al agua potable.

En el contexto de México, es inútil plantear la controvertida reducción de la inflación en el inicio del milenio, a cifras de un dígito, cuando la pobreza reciente ha sido precisamente por el incremento de los precios de los alimentos en mayor proporción que el aumento real en los ingresos y los salarios de las personas, y cuando el crecimiento económico se ve vulnerado por errático y sin beneficios de los que más lo necesitan: En palabras del Banco Mundial, “el crecimiento económico debe ser en favor de los pobres (pro-poor)”. De no corregirse las tendencias actuales estaremos en un escenario regresivo, el cual tirará por la borda los pocos avances logrados al menos antes de la crisis actual. Para ello es necesario un gobierno fuerte y eficiente, que recaude, pero que también distribuya mejor, en su gasto social, dichos recursos.

Así es entonces, como festejamos este día, que desde el año de 1993, se ha definido como el día de la erradicación de la pobreza, y que posiblemente, muy poca gente en nuestro querido México tal vez conozca, cuando ya demos por sentado que al caminar por nuestras calles y giremos la vista al lado, tengamos a un compatriota que con un empleo informal, pueda tener acceso al seguro social (popular), con acceso a la educación básica gratuita para sus hijos así como el tener vivienda digna y lo más importante, llevar a su mesa los alimentos diarios que requiere su familia.

Se requiere que la sociedad voltee hacia la clase política y le exijamos un trabajo integral, en las reformas estructurales que México necesita, y que no basen su desempeño y trabajo por temas que están de “moda”, de tal manera que se señale abiertamente con tiempos en la agenda legislativa de los temas pendientes. Sin reformas estructurales, crecer aún al 7% en la economía no servirá de mucho al no llegarle a los más necesitados el desarrollo, por la única razón de la elevada y persistente desigualdad imperante en nuestro México. Las reformas estructurales deben reducir esa desigualdad.

Sí hay países haciéndola bien en América Latina: Chile, Uruguay y en menor medida Venezuela con metas casi cumplidas, Cuba haciendo un buen desempeño al respecto y con miras a lograrlo, donde incluso el caso Peruano ha logrado un récord mundial en reducción de la pobreza.

Entonces, estamos frente a un paradigma en el caso mexicano: ¿Preocupación por una reforma política antes que una reforma integral hacendaria y laboral? Es relevante ordenar las reglas de operación de nuestra clase política, previo a tener claras las reglas de operar de las empresas, así como de la forma de contratación de nuestra clase trabajadora, y de todos los estímulos necesarios para tener un Estado fuerte que recaude, pero que también tenga condiciones de distribuir sus recursos y la riqueza entre su población. De esa forma, y solo así podremos decir que la erradicación de la pobreza, al menos en México, va por un buen camino.

* Doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona. Investigador titular del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A.C.

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores en Conacyt.

Correo electrónico: lhuesca@ciad.mx

1 comentario:

María Teresa dijo...

Hay que tomar en cuenta que ante la inminente escasez de agua dulce en el planeta tenemos la oportunidad de usar para nuestro propio beneficio el agua de mar, ingiriéndola (como recurso nutricional y recuperador de la salud) y utilizándola para regar plantas como la salicornia, de alto poder nutricional. La Fundación OMDIMAR tiene amplia experiencia en este tema y propone impulsar oasis y dispensarios marinos en los lugares más desfavorecidos para erradicar el hambre en el mundo. Conocer esta información y no utilizarla en beneficio de los más pobres nos convierte en cómplices de los intereses capitalistas en contra de amplios sectores de la humanidad. Para mayor información:
www.omdimar.org
www.aquamaris.org
www.seawater.org
www.aguademar.us
www.agua-de-mar.org
www.Plural-21.org
www.oasisydispensariosmarinos.org
www.quinton.es
www.oceanplasma.org

EFECTIVAMENTE: ERRADICAR LA POBREZA EN EL MUNDO REQUIERE DE MAS ACCIONES Y MENOS PALABRAS.

En Nicaragua, mas de diez mil personas ya estamos consumiendo el agua de mar en beneficio de nuestra propia salud:

Luz y Amor
Dra. María Teresa Ilari
teresa.ilari@gmail.com