jueves, 28 de marzo de 2013

Con empleo, pero con hambre

En Florida tener un empleo no significa necesariamente matar el hambre. Es lo que han descubierto en los últimos meses los empleados de los servicios sociales a los cuales acuden personas, cada vez en mayor número, en busca de asistencia para poder comer.

En enero, las últimas cifras disponibles, la quinta parte, 3,6 millones de los 19 millones de habitantes de Florida, necesitaron del subsidio nacional de alimentación, conocido como 'sellos de alimentos' aunque consiste realmente en una tarjeta de crédito, para poder comer. Sin embargo, la tasa de desempleo bajó una décima -a 7,8%-, situándose todavía por encima del promedio nacional de 7,7%.

Según los especialistas, esta aparente contradicción significa que los salarios no son suficientes para cubrir todas las necesidades de una familia. "Últimamente el subsidio de alimentación tiene más que ver con la falta de ingresos que con la falta de un trabajo", explica el economista en derecho laboral de la Universidad del Estado de Florida, Patrick Mason.

Es más, "estas cifras muestran que tener un empleo no quiere decir que sea a tiempo completo o que se reciba un sueldo situado por encima del índice de pobreza", precisa el economista. El índice oficial de pobreza en Estados Unidos se sitúa en los 16.000 dólares anuales.

En Florida no existen estudios científicos sobre la cantidad de personas que viven por debajo del límite de pobreza, porque la aplastante mayoría sobrevive inmersa en la economía informal y no declara sus ingresos al fisco. El único indicador, no siempre fiable, son las estadísticas de los gastos de los servicios sociales. Y estos se han incrementado.

"Con los sellos de alimentos nos pasa una cosa interesante. Es un subsidio que fue diseñado para ayudar a los desempleados. Pero en la última década se ha distorsionado un poco ese objetivo porque el número de personas que lo necesitan ha subido", explica a ELMUNDO.es, Aurora Gutiérrez, una empleada de los servicios de Seguridad Social, que administran todo tipo de subsidios.

Cómo se conceden

El otorgamiento de los subsidios de alimentación a personas con un empleo no es ilegal, porque los beneficiarios demuestran que trabajan a tiempo parcial pero el dinero no alcanza para alimentar a todas las bocas a su cargo, una característica que hasta hace unos seis años raramente se aplicaba. Los subsidios iban totalmente hacia los desempleados o personas recién llegadas en busca de su primer empleo.

"El subsidio de alimentación no fue creado para combatir la pobreza pero en Florida se ha transformado en una herramienta para eso", explica a ELMUNDO.es, el economista Carlos Álvarez. En su opinión, "la recesión de los últimos seis años ha agravado la situación de muchas familias y, solo no es peor, porque todavía nuestros políticos no han tocado en los subsidios de alimentación". Si no, "no quiero pecar de exagerado, pero estaríamos asistiendo a casos de hambre", explica Álvarez.

La carrera a los subsidios de alimentación se ha agravado también por el incremento en los precios de servicios y productos. La gasolina se ha disparado, lo que condujo al aumento del precio de los alimentos. Tras la burbuja inmobiliaria del año 2008, los bancos son cada vez más conservadores y las hipotecas han subido. El Gobierno federal tiene un programa de protección de hipotecas, llamado 'FHA', pero cada vez es más difícil acogerse a ello porque una de las exigencias es tener un empleo fijo a tiempo completo.

Pero el asunto se agrava, afirma Álvarez. "Tener un empleo a tiempo parcial tiene una implicación aún mayor: las empresas no pagan los seguros de salud, lo cual obliga al empleado a contratarlo por su cuenta. O a vivir sin ello", dice el economista.

Los gastos públicos de sanidad se han incrementado y cada día más los hospitales privados remiten hacia los centros públicos a todo enfermo que no tenga un seguro.

"Lo normal ahora es que una familia tenga dos o tres empleos a tiempo parcial, pero el dinero no alcanza para todo. Si tienen hijos, lo aplican en un seguro de salud para estar protegidos. Pero para ir a trabajar necesitan uno o dos coches que consumen gasolina. La comida termina así estando ausente de la mesa y le van a tocar a las puerta de la seguridad social a pedir ayuda", agrega Álvarez.

Como recuerda Elizabeth Kneebone, estudiosa del fenómeno de la pobreza en el Brookings Institution, de Washington, este problema no tiene nada que ver con el crecimiento del empleo sino su calidad. "Lo importante es cuanto le están pagando a la gente. Es toda la diferencia", dice. Con una economía en recesión, con dificultades de recuperarse, los más son los empleos a tiempo parcial.

(Tomado de El Mundo.es)



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