
La ganadora del concurso Miss Universo, Leila López, parece ser una privilegiada de África, la suerte tocó a su puerta para coronarla como la mujer más bonita del mundo. Leila es de Angola y prometió ayudar a combatir el VIH sida y la pobreza en su amado continente, donde la mayoría de sus habitantes no navegan con tréboles verdes y a través de los años, solo han recibido el título de región con mayor pobreza, hambre y enfermedades del planeta.
Luego de ser usados por varios colonialistas, los pueblos del África subsahariana, en su mayoría, permanecen aislados de un modelo de autoabastecimiento. Desde el remoto hombre de las cavernas hasta hoy, las vías para el desarrollo han pasado por muchas modificaciones, pasando por la revolución industrial hasta la actual digital, pero ninguna alcanzó a esa tierra de ancestros.
En 1960, Oxfam (15 organizaciones que trabajan unidas por eliminar la pobreza e injusticia en el mundo), en coordinación con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), prometió lanzar la Campaña Mundial contra el hambre. Implicaba a países desarrollados para determinar las causas de la desnutrición en el continente y el esfuerzo para obtener soluciones. Entonces, parecían encontrar fórmulas que garantizaran una adecuada nutrición, además de posibilitar métodos para su autoabastecimiento. El plan concebido por la FAO no dio la posibilidad de sustentar una segura alimentación. No más fue un parche de alivio.
A esa tragedia se sumó la llegada de una enfermedad que sigue afectando al mundo de hoy, y en especial, al continente africano, el VIH sida. Según un informe de la FAO, África tiene una décima parte de la población mundial, pero ahí se dan nueve de cada diez casos de nuevo contagio. En nueve países del África subsahariana, más del 10 % de la población adulta tiene el VIH. En Botswana, Namibia, Swazilandia y Zimbabwe, del 20 al 26 % de la población entre 15 y 49 años de edad está contagiada. entre adultos y niños 22,5 millones viven con VIH, y cada año mueren cerca de 1,3 millones. ¿Qué esperanza queda para la población de África sin los recursos necesarios para atender el problema?
El eslabón fundamental para la producción de alimentos en la región es el hombre y se estima que para el 2020 se habrá perdido una quinta parte de la producción agrícola por causa de este flagelo. La atención médica, los medicamentos para contrarrestar la enfermedad, el conocimiento acerca de su transmisión son inalcanzables para una población olvidada por el mundo en su miseria, y para la cual obtener algo para llevarse a la boca ya significa un logro del diario penar.
Allí el cambio climático es un azote letal para la producción del sustento, pues la falta de agua en zonas generalmente desérticas imposibilita cultivar alimentos.
Hace unos días, por ejemplo, la Comisión Europea dio a conocer que destinará 60 millones de euros para enfrentar el problema del hambre en Somalia. Allí más de 13 millones de personas son afectadas por la escasez de agua y comida.
Han transcurrido más de 40 años de las iniciales pretensiones de la FAO y la Oxfam; sin embargo, la historia aún no tiene un final feliz pues las soluciones están aún por llegar.
Hasta el momento, poco han hecho las naciones desarrolladas, responsables de estos males, por mirar a África como una deuda con la humanidad, es decir, por su desarrollo. Únicamente han mantenido moribunda la llama de la vida, y ni la sonrisa resplandeciente de la Miss Universo angolana, logrará aplacar la congoja.
(Tomado de Granma.cu)
No hay comentarios:
Publicar un comentario